La dieta Cormillot tiene como antecedentes toda una serie de estudios e investigaciones que
la avalan completamente. El Doctor Alberto Cormillot, su creador, estudio por más de cincuenta años
la obesidad, los estilos de vida y el impacto de un cambio alimenticio en las personas, dando pie a
esta dieta e inaugurando inclusive en Buenos Aires y otras partes del mundo, clínicas que promueven
sus excelentes resultados.
No es precisamente un tratamiento revolucionario para perder peso en poco
tiempo, sino un cambio de hábitos completos, para volver a educarnos en comer alimentos sanos y de
un adecuado aporte nutricional. Por lo que al seguir la
dieta Cormillot
se pueden perder hasta dos kilos por mes, lo que es relativamente lento en comparación con otras
dietas. Pero lo que se asegura, es que esos kilos difícilmente volverán a tu cuerpo, ya que el peso
que se pierden de manera lenta aminora el temido «efecto rebote».
La dieta Cormillot está en contra de las dietas milagro que proponen perder peso
rápidamente, ya que no acondicionan un estilo de vida saludable y exponen al cuerpo a grandes
cambios en poco tiempo con una deficiente calidad alimenticia. Inclusive trata a la obesidad como
un problema crónico, por lo que argumenta que la necesidad de comer adecuadamente existirá durante
toda la vida.
Lo ideal es comer varias veces al día, asegura el Dr. Alberto Cormillot, pero en
cantidades pequeñas y alimentos de preferencia naturales. Tomar mucha agua y ejercitarse con
constancia, son la base para mantener un peso ideal. Aunque considera también dentro de los
problemas de obesidad a factores psicológicos, genéticos, sociales y de salud física.
Para el desayuno el menú de la dieta Cormillot es más o menos similar, ya que se
pueden ingerir frutas o una barrita de dieta, yogur descremado o leche light, pan tostado o pan
francés (solo una porción).
Las llamadas «colaciones» son alimentos que se pueden comer entre cada
comida en la
dieta Cormillot,
por ejemplo a media mañana y a media tarde. Estás colaciones son variadas e incluyen: fruta,
yogurt, nueces o queso bajo en grasas.
La comida principal del día será importante, pues está aporta nuestra principal
cantidad de nutrientes y la energía necesaria para continuar nuestras actividades. Podemos consumir
una taza de pasta de su preferencia o dos claras de huevo o un sándwich con jamón de pavo (solo una
de estas tres opciones cada día) acompañados con verduras cocidas o arroz integral.
Para la cena las opciones son fruta de su preferencia, ensalada de verduras,
filete de pescado a la plancha o una milanesa de carne (nuevamente solo podemos elegir una
opción).
Aunque a simple vista parece sencillo, el truco es manejar porciones de comida
«inteligentes», esto es evitar los episodios de atracones, que son momentos en los que perdemos el
control al comer y nos sentamos a ingerir mucha comida, aun cuando nuestra hambre este saciada,
estos episodios pueden presentarse por costumbre o por ansiedad.
Aunado a todo lo anterior, la dieta Cormillot involucra un ejercicio moderado
pero diario, por ejemplo caminar veinte minutos, realizar bicicleta o algún otro ejercicio que se
pueda realizar en la comodidad de su hogar. Si se sigue el programa exacto, se alcanzará el peso
deseado y lo más importante de una manera estable.