El Dr. Russel Wilder, famoso investigador de los problemas de sobrepeso y el impacto de la
alimentación en ciertos padecimientos, es el creador de la dieta cetogénica, la cual tiene
ya casi cien años antigüedad desde el momento en que fue creada. En un principio, este régimen
alimenticio se utilizo principalmente para hacerle frente a múltiples enfermedades que aquejan al
hombre y cuya base para su mejoría o control se encuentra precisamente en la alimentación. Después
muchas personas adoptaron la
dieta cetogénica
como un sistema altamente efectivo para bajar de peso, aunque hay opiniones diversas al
respecto.
La dieta cetogénica produce un efecto muy similar al del ayuno en el cuerpo, la
quema de grasa para utilizarse como energía que permite realizar las funciones normales de nuestro
organismo. Este efecto es también llamado cetosis, una condición metabólica del organismo
que se origina por el poco aporte de carbohidratos. Los carbohidratos son esenciales para que el
cuerpo funcione, por lo que hay que tener cuidado con llevar al extremo este tipo de dietas.
Por este motivo, las dietas cetogénicas tienen una duración variable, ya
que depende mucho de su tolerancia y aceptación. Hay quienes optan por solo llevarla diez días como
un sistema exprés para bajar de peso y hay quienes la integran hasta cincuenta días para lograr
cambios más significativos. De igual manera, hay pacientes que deben seguirla toda su vida, por
ejemplo quienes sufren de diabetes, epilepsia, entre otras.
Varios famosos la han puesto de moda en distintas partes del mundo, argumentando
que es un método muy eficaz para bajar de peso, pero sin pasar hambre o dejar de comer. Además
todas las personas que han llevado la
dieta cetogénica
bajan considerablemente de peso en un lapso relativamente corto de tiempo. Para quien la realiza
por más de diez días, se recomienda que se hagan ciertas modificaciones cada semana, para lograr
compensar la falta de nutrientes esenciales para algunas funciones.
Los alimentos que están permitidos en la dieta cetogénica son las carnes rojas
(de todo tipo y sin importar que contengan grasa), embutidos, huevo, verduras de color verde,
quesos, yogur, bebidas light, aderezos, gelatina light, aceitunas, crema de cacahuate y endulzantes
dietéticos.
El ejemplo de un menú a lo largo de día quedaría de la siguiente manera:
- Desayuno: Huevos revueltos (pueden ser con jamón, tocino, salchicha,
queso, etc.), café o té y un vaso pequeño de leche descremada.
- Comida: Una porción de carne (carne roja, pollo, pavo, pescado, atún en
lata, etc.). Si no se consume carne en la comida, se puede consumir entonces cualquier tipo de
pasta y acompañarlo con una porción de verduras cocidas.
- Cena: Nuevamente se recurre a las proteínas, por lo que hay que consumir
una porción de carne, ensalada de lechuga y no olvidarnos de intercambiar la carne por la
pasta.
Para los momentos del día en que puede surgir algún antojo (aunque de
preferencia se recomienda que no sea así) lo único que se puede comer es pepino rayado, maní
(cacahuate) o aceitunas, sin abusar en porciones ni cantidades. Es muy importante que una vez
terminado el periodo de duración de esta dieta, la alimentación subsecuente sea variada, debido a
que el cuerpo tiene que recuperar nutrientes que estuvieron escasos durante la dieta cetogénica,
pero sin abusar de cada grupo de alimentos.
Como podrás observar no hay alimentos dulces en este régimen, ni tampoco las
frutas están permitidas. En cuanto a las porciones, todo es libre, siempre y cuando se respeten los
horarios de hacer solo tres comidas al día, lo cual será suficiente pues los alimentos que se
encuentran en el menú, dan una sensación de quedar satisfecho cuando se consumen. Difícilmente se
pasará hambre y por el contrario, puede que se llegue el horario de la siguiente comida y aun no se
sienta la necesidad de comer, pero una regla básica es no saltarse ningún alimento.
Un efecto curioso de la dieta cetogénica, es que inclusive las personas que no
suelen tener un gusto por los alimentos dulces, tienen alrededor del tercer día un antojo desmedido
por algo que contenga azucares. Esto es porque el cuerpo ha entrado en el mencionado estado de
«cetosis» y pide urgentemente la ingesta de este tipo de alimentos. Aquí es cuando hay que hacer
uso de la fuerza de voluntad, para obligar al cuerpo a utilizar las reservas de grasa que harán la
diferencia en nuestra pérdida de peso.
El consumo de agua es básico y elemental en la dieta cetogénica, sobre todo por
el alto consumo de carnes, ya que esto enlentece un poco el organismo y su metabolización requiere
más tiempo, así que el agua natural ayuda a combatir el estreñimiento que puede presentarse, sobre
todo los primeros días.
Lo recomendable es realizar ejercicios que permitan quemar calorías y aumentar
su efectividad, incluyendo aquellos en los que se requiere mucha energía o desgaste físico. Sobre
todo cuando a la persona le falta muy poco para alcanzar su peso ideal. Sabemos por experiencia que
los primeros kilos en cualquier dieta son los más sencillos de bajar, pero cuando ya falta poco
para llegar al objetivo se vuelve más difícil seguir perdiendo peso, es por esto que la mejor
herramienta que complementa esta dieta es el ejercicio.
Los estudios afirman una mejoría considerable en pacientes con enfermedades
neurológicas, cáncer, artritis, alzhéimer, entre otros. Además se recomienda ampliamente la
dieta cetogénica
a pacientes con obesidad mórbida, que han intentado otro tipo de regímenes alimenticios sin
resultados aparentes. Por ejemplo, todas aquellas personas cuya situación de obesidad ya no les
permite seguir teniendo una vida normal o ser independientes.
Hay fuertes críticas con respecto a esta dieta, pues médicos e investigadores
afirman que el organismo recibe muchas grasas saturadas y otros componentes que elevan el ácido
úrico, causan hipertensión y pueden llegar a provocar reacciones graves en el cuerpo. Por lo que
las opiniones sobre la dieta cetogénica están divididas, sin embargo cabe mencionar que cualquier
persona que quiera someterse a este tipo de régimen, primero debe acudir con un especialista que
realice un chequeo previo del cuerpo y su estado de salud.