La dieta alcalina se basa en la teoría de los alimentos ácidos y alcalinos, y su adecuada
combinación. El cuerpo maneja constantemente un nivel de pH (potencial hidrogeno), que indica el
nivel de acidez o alcalinidad que presenta el ser humano. Actualmente numerosos estudios apuntan a
realizar una conexión entre estos niveles y algunos padecimientos que tienen una alta tasa de
mortalidad.
El cambio a una alimentación menos ácida y más alcalina, promete no solo
disminuir tallas y peso corporal, sino también una renovación en la energía, la salud y menos
enfermedades en general. La mala noticia es que la mayoría de los alimentos que actualmente se
comercializan y consumimos son en exceso ácidos, dichos alimentos al entrar en nuestro sistema
producen en la digestión una acidosis que hace estragos en nuestra salud.
La acidosis también puede producirse por el estilo de vida cargado de estrés,
las tensiones, preocupaciones y demás cargas emocionales que forman parte de la vida acelerada del
hombre, alteran los niveles del pH, claro que esto no puede evitarse del todo, pero ayudando al
organismo con alimentos alcalinos, podrá recuperar más rápidamente su punto de equilibrio.
Los medicamentos habituales también son agresivos con nuestro cuerpo y tienden
en general a producir acidez, por lo que es recomendable no auto medicarse y seguir estrictamente
las dosis que señale el experto en salud. Cabe recordar que el objetivo es equilibrar sin poner en
riesgo ningún padecimiento actual, por lo que es recomendable acudir al doctor antes de iniciar
cualquier cambio en sus hábitos alimenticios.
La dieta alcalina debe seguirse al pie de la letra, pues no solo se trata de
comer alimentos que sean en general más alcalinos, sino hay que aprender a comer a ciertas horas y
realizar una adecuada combinación entre ellos. Prácticamente no existe el conteo de calorías en la
dieta alcalina,
pues no se basa en este tipo de régimen alimenticio, sino en seleccionar óptimamente nuestros
alimentos.
Los alimentos alcalinos recomendados son: brócoli, cebolla, zanahoria, apio,
pepino, esparrago, jitomate, calabaza, champiñones, lechuga, ajo, chayote, col, por mencionar
algunos en el grupo de los vegetales y verduras. Las frutas incluidas dentro de esta dieta son:
mango, mandarina, pera, ciruela, manzana, papaya, coco, melón, limón, piña, lima, uva y fresa.
Algunas especies, sal, miel y aceite de oliva. En general los frutos secos están permitidos,
llamados también semillas. En cuanto a las bebidas, solo está permitido tomar té aparte de agua
natural.
Por raro que parezca, las frutas cítricas como la naranja, el limón y la lima,
no tienen un efecto ácido en el cuerpo, por el contrario, entran en la categoría de alcalinizantes.
Lo que en realidad produce grandes cantidades de ácido, son los residuos de ciertos alimentos
cuando se produce la digestión.
Los alimentos prohibidos durante el periodo que dure la
dieta alcalina
son la leche y sus derivados, carnes de cualquier tipo, huevo, harinas, grasas y azucares en
general. A primera vista puede parecer un poco complicado seguir este régimen alimenticio, sin
embargo hay personas que lo adoptan como un hábito de por vida, trayendo grandes beneficios para su
salud. No obstante, hay que tener cuidado, pues el cuerpo está acostumbrado a recibir ciertos
nutrientes de los alimentos prohibidos de esta dieta.
Si se piensa seguirla durante un periodo mayor a los cuarenta días, hay que
estudiar acertadamente aquellos alimentos que nos proporcionan todas las vitaminas, proteínas y
minerales necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo humano. Por ejemplo, los aportes de
proteína se tendrán que tomar de las almendras o de la soya y así continuamente hay que variar y no
dejar de tomar en cuenta las necesidades del cuerpo.
Por consiguiente la dieta alcalina es puramente vegetariana y natural, ya que no
se consume ningún producto derivado de animales. La duración mínima de esta dieta será de siete
días, en los cuales se logra la desintoxicación del cuerpo y un equilibrio en sus funciones
vitales. Sin embargo, no es nada sencilla para las personas que están acostumbradas a consumir
grandes cantidades de carne o que son amantes de la leche y sus derivados. Hay inclusive quien no
la recomienda por ser bastante dura y dejar con hambre a quien la practica la mayor parte del
día.
Otra recomendación que debe seguirse al pie de la letra es el adecuado consumo
de agua, como en otras dietas se pide ingerir dos litros diarios, sin embargo esta no puede tomarse
una hora antes y una hora después de comer, así como tampoco durante los alimentos. La principal
razón de esta prohibición es el hecho de cuidar la adecuada digestión que puede ser interrumpida
por el exceso de líquidos en el estomago, lo que puede ocasionar descomposición que generará
acidez.
Si se desea tener mejores resultados, los alimentos se deben de consumir
básicamente crudos. Cabe recordar que el cocinado de los alimentos aminora sus propiedades
nutricionales y la digestión se enlentece por cualquier tipo de proceso al que se vean sometidos.
La comida cruda no debe acompañarse de sal o algún otro aderezo que contenga condimentos agresivos
en su sabor. La idea de la
dieta alcalina
es re-educar el paladar, para aprender nuevamente a saborear cada alimento con su sabor real.
Existen versiones un poco menos restrictivas de la dieta alcalina, donde se
permiten ciertos tipos de pescados (naturales, sin procesar y solo a la plancha sin grasa). Esta es
una excelente opción para aquellos que crean que eliminar los productos animales del todo no es
correcto.
Como resultado del seguimiento adecuado de esta dieta, la pérdida de peso
acelerada será visible desde los primeros días, además se puede lograr evitar el efecto rebote si
terminado el plazo decidido se continua con alimentos sanos, frescos y naturales. Aunque se consuma
carne de vez en cuanto, esto puede asegurar que no se recuperarán los kilos perdidos. No es
recomendable realizar ejercicios pesados los primeros días de este régimen alimenticio, debido a
que el cuerpo se tiene que adaptar al cambio en la alimentación, pero una vez que se logre
estabilizar (aproximadamente después de quince días) se pueden realizar caminatas diarias e ir
aumentando la intensidad poco a poco.